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Los pibes ya venían muy pero muy bien desde el disco anterior "El
Pelo en la Leche", estaban tocando en iglesias y lugares cristianos,
pero también en pubs seculares desarrollando una tarea evangelística.
Y por todo eso (que no era poco) se merecieron el reconocimiento de mucha
gente que los empezó a escuchar en serio desde esa etapa. Y uno
diría: bueno. eso es todo lo que pediría cualquier banda
cristiana promedio de estas tierras. Pero no, no eran esos los límites
que Dios les marcó, eso era sólo una parte del plan de Dios
para ellos. Y resulta que estos pibes, cada uno con sus ocupaciones y
responsabilidades, se embarcaron de la mano de Dios en lo que es probablemente
el proyecto más ambicioso de la música cristiana nacional:
grabar un disco más que audible para personas no cristianas, más
que edificante para personas que si lo son y salir a difundir su trabajo
por todo el país y América. Guau. Increíble pero
real.
Esta bien, ellos no son principiantes ya que hace alrededor de 11añitos
que están en esto. Muchos de ellos son gente que trabajan en la
semana y tienen ocupaciones como todo el resto, pero a la hora de hacer
una gira o si los llaman para un concierto en Alaska o en las islas Caimán,
se mandan.
Y a eso es lo que los chicos y chicas que escuchamos y tal vez seguimos
a una banda, queremos que apunten y perseveren. En llegar a donde Dios
quiere que cada banda llegue, y sin ningún temor a equivocarnos:
Rescate lo logró. Se creyó la Palabra de Dios para ellos.
Y esperamos que lo de esta banda sea solo el principio de algo grande,
algo muy grande que Dios quiere hacer con la música cristiana:
llevarla a un nivel más que profesional, a una difusión
que llegue mejor que la de grupos seculares, que haya más recitales
cristianos que seculares y eventos que dejen boquiabiertos a todo el país.
Eso es nuestro sueño y el sueño de Dios para todo músico
cristiano. Gracias Rescate. Gracias Dios.
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